94. Relativismo y ataques a la autoridad, claves de la nueva moral sexual

Los educadores trabajan con ahínco en las normas de verdad y bondad, insistiendo que no son constantes y duraderas sino que deben revisarse por los que están “al día de los hechos importantes que la ciencia ha descubierto”. Calderone cita a Mesthene diciendo: “El cambio es la nueva realidad… lo permanente… es irreal, encerrando un falso objetivo”. Los niños deben “llegar a ser familiares con el cambio, sentirse cómodos con él, comprenderlo, dominarlo, y controlarlo”. Las normas humanas – material humano en sí mismo – deben alterarse de acuerdo con al tecnología creada por la ciencia, y es el alto deber y privilegio de los científicamente enseñados educadores de sexo, como representantes de las “mejores mentes” de la sociedad, para proporcionar a los niños y sus padres cualquier información actualizada que ellos necesiten para ajustar sus normas y valores.
Una suave transición en lógica conduce a la ordenación de los educadores de sexo como los altos obispos de la nueva ortodoxia. No es posible para las masas apelar a una ley más alta, no hay ley más alta que los hechos actualizados anunciados por la ciencia. Si los hechos anunciados hoy difieren de los de ayer, tanto peor para ayer. El cambio es la única realidad. La verdad es lo Calderone y Jonson dicen que es: “Donde las leyes o reglamentos religiosos acerca del sexo se hicieron sobre la base de la ignorancia de los hechos ahora conocidos, leyes y reglamentos necesitan reexaminarse y rehacerse para estar de acuerdo con estos hechos”.
Y nadie sino los autorizados para determinar los últimos hechos controlarán este flujo constante de cambio, sin tener en cuenta la declaración optimista de Mesthene. Ni los niños ni sus padres tendrán el control, su deber es atacar una norma sobre la que nada tienen que decir.
El proceso de evaluación, con sus elementos de “elección libre”, es por consiguiente no sólo permitida, sino insistida por la nueva élite. Los participantes, armados con los adecuados “hechos” y una lista de elecciones seleccionadas por sus líderes, pueden confiar en llegar a la “clara sabiduría del grupo”, no hay equivocaciones, el procedimiento de clarificación de valores hace a sus participantes “afirmar públicamente” sus creencias y opiniones, sin papeletas secretas, a la vista de sus camaradas y líderes.
La denigración de la religión tradicional es de capital importancia en los planes del nuevo estamento de educación de sexo/control de población. Deben destruirse todas las legalidades y autoridades rivales, si el individuo ha de liberarse para su nuevo papel frente al Estado y sus élites dirigentes. Un frente de ataque es cargar sobre la religión el fomento de “disfunción” sexual. Los materiales de instrucción ridiculizan las prácticas y ética cristianas, presentando a los cristianos como estúpidos, ignorantes, fanáticos y ser raros en todo. Alguna gente de vista más normal, informan ellos felices, ya no siguen ciegamente las antediluvianas enseñanzas de la Iglesia Católica sino que en vez “deciden seguir sus propias conciencias sin preguntar a la Iglesia qué hacer”. A los niños expuestos a los ejercicios de clarificación-de-valores se les pregunta si ellos querrían realmente “ir al cielo si ello significase tocar el arpa todo el día”, y “cuántos de vosotros se disgustarían si desapareciese la religión organizada”. Ellos implantan dudas sugiriendo que la ética religiosa está llena de insinceridad: “Un hombre deja de pagar sus impuestos de renta cada año, pero da todo el dinero… a su iglesia”.
Pero ellos hacen excepciones. Aquellos clérigos y otros hombres de Iglesia que abundan en apologías de la pasada influencia represiva de las iglesias y se unen a los educadores de sexo en sus demandas de “reforma”, a quienes abrazan y elogian calurosamente. Sus inmortales declaraciones son citadas reverentemente, llegan a ser consejeros y consultores para toda la red de promoción de educación de sexo.
La preocupación por los “papeles del sexo” es la característica más significativa de los programas. Para socavar o destruir la familia tradicional y sustituirla por un “sentido del Yo” – táctica para reducir los índices de nacimientos y aumentar la influencia del estado – los muchachos y muchachas tienen que aprender a rechazar sus papeles como futuros padres y madres. A este fin, los programas urgen a los jóvenes a cuestionar su género y a resistirse a las “presiones” y “expectaciones” presentadas para desempeñar sus “papeles de sexo”. Se les relatan historias y exhiben películas sobre personas que han encontrado su felicidad suprema invirtiendo sus papeles de sexo y ensalzando a personas famosas que han sido homosexuales. (J. Katz: Gay American History-Lesbians y Gay Men in the U.S.A. 1976).
La instrucción recalca la normalidad de la homosexualidad y la anormalidad de los que la desaprueban, calificándolos de tener “homofobias”. Los educadores de sexo enseñan a los niños las técnicas de relaciones homosexuales y cómo “revelar” si sospechan que son homosexuales. Ellos enfatizan que, incluso en el matrimonio heterosexual, los papeles están cambiando – las mujeres eligen carreras y los hombres llegan a ser amos de casa – y algunos retrasan, o renuncian completamente a tener hijos.
Con verdadero celo el nuevo maestro continúa su mesiánica tarea de rehacer el material humano. Mediante un constante e implacable proceso de interrogación, información y repetición, usando todas las técnicas conocidas por la moderna psicología de presión de grupo, los modernos educadores de sexo persiguen sus objetivos. Obviamente los pocos minutos que se emplearían para explicar sólo la reproducción sexual ni se habla de ello. Para sus fines, el programa debe estar “bajo mandato”, debe extenderse desde “el jardín de infancia, pasando a través de la entera carrera educacional de la persona”.
Al revisar sus experiencias financiadas por el gobierno tanto en el país como en el extranjero, los promotores de educación de sexo admiten que los jóvenes no irán voluntariamente a las clínicas de control de nacimientos para información o servicios. Es necesaria la promoción, y la educación de sexo en la escuela es un claro método de “superar”. Otra técnica común es “educación del compañero” y “consejo del compañero”, en las cuales los jóvenes se comprometen y enseñan a reclutar a sus compañeros para educación sexual y control de nacimientos. Ellos también ofrecerán a la juventud un “rango de actividades”, incluidas educación de sexo y control de nacimientos, a través de “centros multiservicio”, que están camuflados con otros servicios tales como enseñanza vocacional, recreo, instrucción de artes y oficios, y entretenimiento. El modelo de este enfoque, que se está ahora copiando en países extranjeros, es The Dooren La ciudad de Nueva York. En opinión de los proponentes de la “gestión de la fertilidad adolescente”, tales centros multiservicio ofrecen una “discreta y confidencial alternativa” a las corrientes clínicas de control de nacimientos, que evitan los adolescentes.
Los promotores de educación de sexo en los Estados Unidos y el exterior atraen a los jóvenes mediante entretenimiento y diversiones excitantes, tales como “concurso de soplado de condones”, “controversia de jóvenes sobre temas de planificación familiar (confección de postres, escritura de slogans, pruebas de ensayo)… burlas satíricas, juegos, producciones musicales”, así como “columnas de cartas en periódicos de la comunidad, “shows” móviles, programación de radio y televisión”. Las columnas de periódico “Teens Only” provistas por Planned Parenthood en los Estados Unidos, han explicado el beso “Francés”, “qué pasa si olvida tomar su píldora de control de nacimientos tres o cuatro días”, y “por qué… los padres piensan que el sexo es sucio”. El Internacional Clearinghouse sobre Fertilidad Adolescente ha informado sobre “el positivo impacto en la población adolescente de un actual disco de éxito sobre el uso del condón”.
La misma agencia ha informado también que en algunos países donde las “restricciones legales” prohíben a los controladores de nacimientos distribuir abiertamente contraceptivos a los menores, ellos rodean la ley anunciando sus actividades como de “sólo esfuerzos educacionales”. Y en algunos lugares de los Estados Unidos, los educadores de sexo distribuyen contraceptivos en las escuelas. Es escasamente sorprendente que los padres en los Estados Unidos se hayan opuesto a los programas, en algunos casos presentando pleitos contra ellos, y que los ciudadanos de países extranjeros se hayan quejado de que los educadores de sexo estén corrompiendo su juventud.
Al promocionar su programa, los educadores de sexo han demostrado ser maestros del familiar sistema de planificadores de desarrollo. Las subvenciones públicas iniciales a la educación de sexo fueron usadas para crear una demanda adicional. Entonces, en efecto, la nueva instrucción requirió profesores, y los profesores necesitaron entrenamiento en clases especiales en colegios y universidades. Esto, a su vez, creó una demanda de libros de texto, películas y otro material de instrucción, además de los libros, panfletos y películas preparadas para los niños.
Los educadores de sexo también han sido maestros en el arte de “construir-coalición”, estableciendo relaciones amistosas y proyectos cooperativos con una gran cantidad de grupos – la PTA, Muchachas Scouts, Campfire, la YWCA, 4-H Clubs, la Asociación Médica Americana, la Asociación de Educación Nacional, numerosos grupos de iglesia, y otros -. Sus miembros directivos profesionales, pagados por el gobierno, proporcionan información, publican boletines, y ofrecen seminarios de cómo conseguir apoyo, obtener subvenciones del gobierno, y neutralizar cualquier oposición. La estrategia es siempre hacer que parezca que los padres locales están “pidiendo educación de vida de familia” en las escuelas para sus hijos. En su panfleto Crear un clima de soporte para educación de sexo, Planned Parenthood de Alameda- San Francisco, resume la estrategia: “Llenar la oficina de sus partidarios… evitar un encuentro público… con la oposición”. Los programas especiales para padres, usando profesores de su misma base étnica, pueden también ayudar a crear un “clima de apoyo”. El resultado de esta cuidadosa planificación financiada públicamente y formación de alianzas es, como en toda guerra, conseguir el control antes de que la oposición pueda organizar una defensa.
Los grupos defensores de la educación de sexo han mantenido una presión constante sobre los profesores de escuelas elementales y superiores, así como sobre los jefes seglares y religiosos de grupos de jóvenes, para tener enseñanza de “sexualidad”, ofreciendo a los colegios créditos para sus cursos. Las leyes del Estado de California exigen que los estudiantes de universidades y colegios terminen, antes de graduarse, un curso en “integración humana”. Un curso en sexo cumplimenta este requisito. Una ley de 1976 en California estimuló la demanda requiriendo que todas las personas que solicitasen una licenciatura como trabajadores sociales de clínica, consejeros matrimoniales, y cursillistas de campos afines, tomaran enseñanza en “sexualidad humana”. En toda la nación, se han creado nuevas clasificaciones de trabajo para proporcionar personal a la industria de sexo financiada por el gobierno. En adicción a los “sexologistas” de alto-nivel que se publican uno a otro sus artículos en los proliferantes diarios de sexo, se escuchan recíprocamente sus conferencias y se recomiendan entre sí para grados honoríficos avanzados. En 1980 hubo muchos millares de “educadores de salud” que trabajaron en las escuelas y clínicas de aborto y lucharon por candidatos simpatizantes de oficinas públicas. Esto creó miembros de nuevas organizaciones profesionales y grupos de presión, tales como la Asociación Americana de Educadores, Consejeros y Terapistas de Sexo (AASECT).
Una vez en operación, los nuevos programas de sexo exigieron “evaluación”, lo que proporcionó la ocasión para aún más millones de subvenciones públicas. Los evaluadores, a su vez, encontraron que un efecto de los programas es “producir cambio de actitud” e incrementar la tolerancia de los estudiantes respecto a las prácticas sexuales de los demás”. Tales cambios en “conocimiento y actitudes” deberían, pensaban, “facilitar una sexualidad más positiva y satisfactoria”. Una evaluación de Falls Church encontró que después de la educación de sexo más estudiantes consideraban el sexo antes del matrimonio como “fácil”. Dos estudios publicados por el Guttmacher Institute en 1986 encontraron que los más jóvenes que habían recibido educación de sexo tuvieron una elevada probabilidad de implicarse en actividades prematrimoniales de sexo a una temprana edad. Ninguna de las evaluaciones encontró que la evaluación de sexo redujera el embarazo adolescente, aunque varios informaron que donde el programa de escuela incluía fácil acceso al aborto, los adolescentes tenían menos bebés. Casi todos los estudios, por supuesto, han descubierto una gran necesidad de más fondos del gobierno para ulterior investigación.
Como la contabilidad está extremadamente suelta, no está claro cuántos de los cientos de millones de dólares anuales gastados por el gobierno U.S.A. en planificación doméstica de la familia se derivan a la educación de sexo. El comité selecto sobre Población de la Cámara informó en 1978 que “los fondos, en vez de estar etiquetados para la vida de familia y educación de sexo, se incluyen usualmente entre los destinados a programas multiservicio de salud, bienestar, servicios sociales, educación y cuidados maternales y de infancia”. El Comité continuó declarando que las subvenciones federales para educación de sexo son suministradas por la Oficina de la Administración de los Servicios de Salud, el Instituto Nacional de Educación y la Oficina de Educación de la Salud dentro de los Centros de Control de Enfermedades. Otros centros de agencias que “pueden dedicar fondos no especificados a la educación sexual” incluyen el Instituto Nacional de Salud Mental, la Oficina de Desarrollo del Niño, la Oficina de Educación de Subnormales (la educación se sexo para los subnormales es ahora un próspero negocio sostenido federalmente), y la Oficina de Servicios de Salud India. Desde este informe, se ha añadido a al lista la Oficina Federal de Embarazo de Adolescentes.
Sumas adicionales se asignan por los Estados y fundaciones privadas. Y las compañías de drogas, todas ellas demasiado ansiosas de vender sus contraceptivos y suministros de aborto, han añadido vigor al movimiento con anuncios en sus diarios y con contribuciones directas.
Las operaciones de la nueva educación de sexo se han justificado por cantidades de “investigación” en los más íntimos aspectos del comportamiento sexual humano. El centro más famoso de tal investigación es el Instituto Kinsey de Investigación sobre Sexo, Género y Reproducción, en la Universidad de Indiana. El fundador del Instituto, Alfred Kinsey, llegó a ser famoso por sus descripciones minuciosamente detalladas del comportamiento sexual de hombres, mujeres y niños. Kinsey y sus colaboradores, incluido Fardel Pomeroy (autor de libros de sexo para niños), describieron cientos de reacciones de niños pequeños, algunos de menos de un año, sometidos a una variedad de estímulos sexuales. Kinsey informó que muchos de estos niños, sometidos a “prolongada y variada estimulación repetida” durante hasta veinticuatro horas en algunos casos, forcejeaban, lloraban, y caían en convulsiones. Los experimentos continuaron hasta que Kinsey y sus colaboradores habían reunido material suficiente para publicar cuatro tablas estadísticas describiendo cientos de reacciones de niños pequeños, algunos de menos de un año, sometidos a una variedad de estímulos sexuales. Kinsey informó que muchos de estos niños, sometidos a “prolongada y variada estimulación repetida” durante hasta veinticuatro horas en algunos casos, forcejeaban, lloraban, y caían en convulsiones. Los experimentos continuaron hasta que Kinsey y sus colaboradores habían reunido material suficiente para publicar cuatro tablas estadísticas describiendo las respuestas detalladas de niños pequeños a la estimulación – por adultos, por niños mayores, y por ellos mismos. (Los alumnos que subsiguientemente rechazaron la forma de la investigación se encontraron con un profundo silencio). La industria de planificación familiar/educación de sexo lleva a bordo a miles de empleados dependientes, de una u otra forma, de fondos gubernamentales. Por razones tanto económicas como ideológicas, la industria se considera atacada por las sugerencias de que debería desengancharse del soporte público. En palabras del veterano receptor de subvenciones de sexo Peter Scales, los que se oponen a la nueva escuela de educación de sexo son “Una poderosa amenaza a la sociedad democrática” – ellos buscan imponer “censura en las escuelas públicas - , y amenazan “nuestras libertades de la Primera Enmienda, la libertad de palabra y la libertad de y desde religión”. El ve gran peligro en los intentos de algunos grupos de “eliminar… la reglamentación del Estado y federal sobre las escuelas privadas” y está escandalizado de que sus críticos se les ha permitido contratar tiempo de televisión para llevar su caso ante el público. Los motivos de Scales, por supuesto, no son simplemente económicos. Su retórica está apuntada a enemigos del Estado, por rechazar que se hayan usado sus escuelas como instrumentos para imponer el dogma del control de población.
La guerra contra la población. Jacqueline Kasun

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