6. La segunda revolución sexual
6.1. SEPARACIÓN ENTRE SEXUALIDAD Y CORPORALIDAD
La segunda revolución sexual se inicia, como muy bien muestra el famoso Janus Report de 1993, en los años 80, y supone la aceptación paulatina y el reconocimiento de comportamientos catalogados como "desviados" desde tiempo inmemorial. La palabra clave aquí es "homosexualidad", aunque no nos refiramos exclusivamente a ello. El hecho más singular de esta segunda revolución es la paulatina aceptación social de las relaciones homosexuales, pero en general podemos referirnos a la comprensión más o menos generalizada del sexo como algo que pertenece en exclusiva al que lo tiene y que puede hacer con ello lo que quiera. Razón o sinrazón por la cual se implementan medidas legales cada vez menos definidoras como el derecho a las operaciones de cambio de sexo dentro de la sanidad pública en algunos países.
En 1973 se retira a la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales de la APA (Asociación Psiquiátrica Americana).
“En 1973 la homosexualidad fue extraída del DSM en medio de lo que el congresista norteamericano W. Dannemeyer denominaría “una de las narraciones más deprimentes en los anales de la medicina moderna”. El episodio ha sido relatado ampliamente por uno de sus protagonistas, Ronald Bayer, conocido simpatizante de la causa gay, y ciertamente constituye un ejemplo notable de cómo la militancia política puede interferir en el discurso científico modelándolo y alterándolo. Según el testimonio de Bayer, dado que la convención de la Asociación psiquiátrica americana (APA) de 1970 iba a celebrarse en San Francisco, distintos dirigentes homosexuales acordaron realizar un ataque concertado contra esta entidad. Se iba a llevar así a cabo “el primer esfuerzo sistemático para trastornar las reuniones anuales de la APA”.
“El 3 de mayo de 1971, un grupo de activistas gays irrumpió en la reunión de psiquiatras del año y su dirigente, tras apoderarse del micrófono, les espetó que no tenían ningún derecho a discutir el tema de la homosexualidad y añadió: “podéis tomar esto como una declaración de guerra contra vosotros”. Según refiere Bayer, los gays se sirvieron a continuación de credenciales falsas para anegar el recinto y amenazaron a los que estaban a cargo de la exposición sobre tratamientos de la homosexualidad con destruir todo el material si no procedían a retirarlo inmediatamente. A continuación se inició un panel desarrollado por cinco militantes gays en el que defendieron la homosexualidad como un estilo de vida y atacaron a la psiquiatría como “el enemigo más peligroso de los homosexuales en la sociedad contemporánea”. Dado que la inmensa mayoría de los psiquiatras podía ser más o menos competente, pero desde luego ni estaba acostumbrada a que sus pacientes les dijeran lo que debían hacer ni se caracterizaba por el dominio de las tácticas de presión violenta de grupos organizados, la victoria del lobby gay fue clamorosa. De hecho, para 1972, había logrado imponerse como una presencia obligada en la reunión anual de la APA. El año siguiente fue el de la gran ofensiva encaminada a que la APA borrara del DSM la mención de la homosexualidad. Las ponencias de psiquiatras especializados en el tema como Spitzer, Socarides, Bieber o McDevitt fueron ahogadas reduciendo su tiempo de exposición a un ridículo cuarto de hora mientras los dirigentes gays y algún psiquiatra políticamente correcto realizaban declaraciones ante la prensa en las que se anunciaba que “los médicos deciden que los homosexuales no son anormales”. César Vidal
En 1970, uno de los agentes más activosde la IPPF, Frederick S. Jaffe, proponía al Congreso 33 medidas para reducir la fertilidad entre las cuales estaba “incitar a los adolescentes hacia la homosexualidad” “alentar el aborto y pagar por la esterilización” “poner un substancial impuesto a los matrimonios” y “usar agentes químicos de control de fertilidad en los abastecimientos de agua”
6.2. SEPARACIÓN ENTRE FECUNDIDAD Y CORPORALIDAD
Otra de los hechos que se producen en esta segunda revolución sexual es el desarrollo de la fecundación in Vitro. La primera bebé probeta nace en Inglaterra en 1978 y desde entonces experimentos similares a través de técnicas cada vez más avanzadas en todo el mundo resultaron en otros 29 mil niños concebidos de manera artificial, como parte una "industria" que comienza a ser cada vez más cuestionada por sus protagonistas.
Louise Brown es la primera bebé probeta del mundo y nació como resultado de los experimentos del profesor Robert Edwards y el doctor Patrick Steptoe, los pioneros británicos en la técnica de unir un espermatozoide y un óvulo para obtener un cigoto en el laboratorio e implantarlo en un útero femenino. La técnica, algunos años después, dejaría de emplearse sólo para "ayudar a parejas estériles" para convertirse en un lucrativo negocio cada vez más perfeccionado científicamente.
A sus veinte años, Louise se siente "orgullosa" de tener la distinción de ser la primera bebé lograda por inseminación artificial y afirma que desde los cuatro años -cuando se enteró que era una hija probeta- se siente contenta de que sus padres hayan recurrido a este método para engendrarla y que hayan repetido la técnica con su hermana menor, Natalie, ahora de 16 años. Sin embargo, el caso de Louise no se repite con frecuencia entre los hijos probeta, que suelen enfrentar un auténtico drama existencial al enterarse de su origen. Uno de éstos es el de Margaret R. Brown, una joven y brillante estudiante de biología engendrada in vitro con el aporte de un donante anónimo en Estados Unidos.
"Tengo un sueño recurrente: me veo flotando en medio de la oscuridad mientras giro cada vez más rápido en una región sin nombre, fuera del tiempo, casi no terrenal. Me angustio y quiero poner los pies en el suelo. Pero no hay nada sobre lo que plantar los pies. Esta es mi pesadilla: soy una persona engendrada por inseminación artificial con esperma de donante y nunca conoceré la mitad de mi identidad". Margaret R. Brown
Tras conocer el modo en que la concibieron, Margaret decidió denunciar el trauma de ser hija probeta.
"Siento rabia y confusión y se me plantean miles de preguntas: ¿De quién son los ojos que tengo? ¿Quién puso en la cabeza de mi familia la idea de que mis raíces biológicas no importaban? No se puede negar a nadie el derecho de conocer sus orígenes biológicos".Margaret R. Brown
La segunda revolución sexual se inicia, como muy bien muestra el famoso Janus Report de 1993, en los años 80, y supone la aceptación paulatina y el reconocimiento de comportamientos catalogados como "desviados" desde tiempo inmemorial. La palabra clave aquí es "homosexualidad", aunque no nos refiramos exclusivamente a ello. El hecho más singular de esta segunda revolución es la paulatina aceptación social de las relaciones homosexuales, pero en general podemos referirnos a la comprensión más o menos generalizada del sexo como algo que pertenece en exclusiva al que lo tiene y que puede hacer con ello lo que quiera. Razón o sinrazón por la cual se implementan medidas legales cada vez menos definidoras como el derecho a las operaciones de cambio de sexo dentro de la sanidad pública en algunos países.
En 1973 se retira a la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales de la APA (Asociación Psiquiátrica Americana).
“En 1973 la homosexualidad fue extraída del DSM en medio de lo que el congresista norteamericano W. Dannemeyer denominaría “una de las narraciones más deprimentes en los anales de la medicina moderna”. El episodio ha sido relatado ampliamente por uno de sus protagonistas, Ronald Bayer, conocido simpatizante de la causa gay, y ciertamente constituye un ejemplo notable de cómo la militancia política puede interferir en el discurso científico modelándolo y alterándolo. Según el testimonio de Bayer, dado que la convención de la Asociación psiquiátrica americana (APA) de 1970 iba a celebrarse en San Francisco, distintos dirigentes homosexuales acordaron realizar un ataque concertado contra esta entidad. Se iba a llevar así a cabo “el primer esfuerzo sistemático para trastornar las reuniones anuales de la APA”.
“El 3 de mayo de 1971, un grupo de activistas gays irrumpió en la reunión de psiquiatras del año y su dirigente, tras apoderarse del micrófono, les espetó que no tenían ningún derecho a discutir el tema de la homosexualidad y añadió: “podéis tomar esto como una declaración de guerra contra vosotros”. Según refiere Bayer, los gays se sirvieron a continuación de credenciales falsas para anegar el recinto y amenazaron a los que estaban a cargo de la exposición sobre tratamientos de la homosexualidad con destruir todo el material si no procedían a retirarlo inmediatamente. A continuación se inició un panel desarrollado por cinco militantes gays en el que defendieron la homosexualidad como un estilo de vida y atacaron a la psiquiatría como “el enemigo más peligroso de los homosexuales en la sociedad contemporánea”. Dado que la inmensa mayoría de los psiquiatras podía ser más o menos competente, pero desde luego ni estaba acostumbrada a que sus pacientes les dijeran lo que debían hacer ni se caracterizaba por el dominio de las tácticas de presión violenta de grupos organizados, la victoria del lobby gay fue clamorosa. De hecho, para 1972, había logrado imponerse como una presencia obligada en la reunión anual de la APA. El año siguiente fue el de la gran ofensiva encaminada a que la APA borrara del DSM la mención de la homosexualidad. Las ponencias de psiquiatras especializados en el tema como Spitzer, Socarides, Bieber o McDevitt fueron ahogadas reduciendo su tiempo de exposición a un ridículo cuarto de hora mientras los dirigentes gays y algún psiquiatra políticamente correcto realizaban declaraciones ante la prensa en las que se anunciaba que “los médicos deciden que los homosexuales no son anormales”. César Vidal
En 1970, uno de los agentes más activosde la IPPF, Frederick S. Jaffe, proponía al Congreso 33 medidas para reducir la fertilidad entre las cuales estaba “incitar a los adolescentes hacia la homosexualidad” “alentar el aborto y pagar por la esterilización” “poner un substancial impuesto a los matrimonios” y “usar agentes químicos de control de fertilidad en los abastecimientos de agua”
6.2. SEPARACIÓN ENTRE FECUNDIDAD Y CORPORALIDAD
Otra de los hechos que se producen en esta segunda revolución sexual es el desarrollo de la fecundación in Vitro. La primera bebé probeta nace en Inglaterra en 1978 y desde entonces experimentos similares a través de técnicas cada vez más avanzadas en todo el mundo resultaron en otros 29 mil niños concebidos de manera artificial, como parte una "industria" que comienza a ser cada vez más cuestionada por sus protagonistas.
Louise Brown es la primera bebé probeta del mundo y nació como resultado de los experimentos del profesor Robert Edwards y el doctor Patrick Steptoe, los pioneros británicos en la técnica de unir un espermatozoide y un óvulo para obtener un cigoto en el laboratorio e implantarlo en un útero femenino. La técnica, algunos años después, dejaría de emplearse sólo para "ayudar a parejas estériles" para convertirse en un lucrativo negocio cada vez más perfeccionado científicamente.
A sus veinte años, Louise se siente "orgullosa" de tener la distinción de ser la primera bebé lograda por inseminación artificial y afirma que desde los cuatro años -cuando se enteró que era una hija probeta- se siente contenta de que sus padres hayan recurrido a este método para engendrarla y que hayan repetido la técnica con su hermana menor, Natalie, ahora de 16 años. Sin embargo, el caso de Louise no se repite con frecuencia entre los hijos probeta, que suelen enfrentar un auténtico drama existencial al enterarse de su origen. Uno de éstos es el de Margaret R. Brown, una joven y brillante estudiante de biología engendrada in vitro con el aporte de un donante anónimo en Estados Unidos.
"Tengo un sueño recurrente: me veo flotando en medio de la oscuridad mientras giro cada vez más rápido en una región sin nombre, fuera del tiempo, casi no terrenal. Me angustio y quiero poner los pies en el suelo. Pero no hay nada sobre lo que plantar los pies. Esta es mi pesadilla: soy una persona engendrada por inseminación artificial con esperma de donante y nunca conoceré la mitad de mi identidad". Margaret R. Brown
Tras conocer el modo en que la concibieron, Margaret decidió denunciar el trauma de ser hija probeta.
"Siento rabia y confusión y se me plantean miles de preguntas: ¿De quién son los ojos que tengo? ¿Quién puso en la cabeza de mi familia la idea de que mis raíces biológicas no importaban? No se puede negar a nadie el derecho de conocer sus orígenes biológicos".Margaret R. Brown
"La inseminación artificial responde al interés de la intimidad de los padres y del médico, en vez de al interés del niño… Pero un hijo no es una mercancía ni una propiedad, es una persona que tiene sus propios derechos". Margaret R. Brown